Sprawl hace referencia a la complejidad que eventualmente se nos va de las manos. Generalmente se escucha hablar de esto en contextos de infraestructura o seguridad, pero ¿qué es exactamente y por qué nos debería importar como programadores?
El término sprawl se refiere a la expansión descontrolada o desordenada de componentes tecnológicos dentro de un entorno. En otras palabras, es cuando acumulamos tantas herramientas, parches, soluciones de baja tecnología (como mantener manualmente servicios o archivos de configuración), servicios, librerías, microservicios, configuraciones y tecnologías que mantener el sistema se vuelve un caos.
Es el monstruo silencioso que crece mientras solucionamos problemas inmediatos. Es resultado de buenas intenciones, pero termina generando problemas de mantenimiento, bugs difíciles de rastrear y una carga innecesaria para el equipo. Por ejemplo, cada vez que un equipo necesita una funcionalidad nueva, en vez de reutilizar o simplificar lo existente, suma un microservicio más, una dependencia nueva, o un framework distinto.
Pero principalmente ocurre cuando no tenemos una arquitectura clara desde el principio. Entonces, con más de una persona trabajando en el proyecto, cambios rápidos y deadlines ajustados se toman atajos que, a la larga, suman complejidad.
Este último caso es el más relevante para mí. Debemos evitar las soluciones provisorias, los parches, el código hardcodeado o lleno de TODOs… seamos honestos, a los que nunca volveremos. Es totalmente válido tomarse unos minutos más en hacer las cosas, aunque sea, un poco mejor, con mejor planificación, usando o incorporando las herramientas adecuadas, que tengan sentido, cuando tengan sentido.
Porque, a veces, usar todos los servicios de AWS que podamos desde el día cero, también genera caos. A veces el sprawl se evita no usando herramientas innecesarias, aunque sean las indicadas para el caso de uso.
La tendencia natural a buscar la última tecnología de punta (o de moda, vamos) puede generar que proyectos se llenen de herramientas dispares que no están integradas ni documentadas.
El principal costo del sprawl es la dificultad para entender y mantener el sistema. Cuando hay demasiadas piezas que no encajan bien, cada cambio se vuelve un riesgo porque puede romper algo inesperado.
Se pierde eficiencia, se duplican esfuerzos, se aumenta el tiempo de onboarding de nuevos desarrolladores, y la velocidad de desarrollo se desacelera por la necesidad de manejar tantas variables.
El sprawl también puede afectar la seguridad, ya que al no controlar todas las dependencias o servicios, se abren puertas para vulnerabilidades.
No hay una fórmula mágica para evitar o resolver el sprawl, pero algunas prácticas ayudan a mantener la complejidad bajo control:
- Documentar y centralizar: Tener mapas claros de qué hace cada componente y cómo se conecta.
- Evaluar antes de agregar: Preguntarse si realmente hace falta sumar otro servicio o librería, o si se puede reutilizar algo existente.
- Estandarizar tecnologías: Limitar la cantidad de frameworks y lenguajes usados, para facilitar el mantenimiento.
- Refactorizar y simplificar: No esperar a que el sistema crezca hasta el punto de explotar, sino limpiar y mejorar constantemente.
- Comunicación entre equipos: Asegurar que todos entiendan la arquitectura y los objetivos globales para evitar desarrollos aislados.
Al final del día, buena ingeniería se trata de tener un sistema sólido, entendible y mantenible que facilite el desarrollo y la evolución. Tanto líderes como programadores tenemos la responsabilidad de parar, evaluar y cuidar que la complejidad no termine por dominar nuestros proyectos.